En un rincón del Parque del Retiro, cerca de la elegante Puerta de Felipe IV, se alza un monumento que, a simple vista, podría parecer solo un homenaje a un médico ilustre. Sin embargo, la figura que representa, el doctor Ángel Pulido Fernández (1852-1932), fue mucho más que un destacado sanitario y político.
Médico, senador y académico, Pulido se dedicó a luchar contra enfermedades como la tuberculosis y el paludismo, pero su legado más inesperado llegó en el ámbito cultural. En un viaje por Europa, descubrió con asombro que en los Balcanes, Turquía y el norte de África aún existían comunidades judías que hablaban un español arcaico, heredado de sus antepasados expulsados en 1492. Fascinado por este hallazgo, inició una apasionada campaña filosefardí, convencido de que España tenía una deuda histórica con estos descendientes de los exiliados.
Desde 1904, promovió la idea de fortalecer los lazos entre España y los sefardíes, defendiendo su derecho a ser reconocidos como parte de la cultura hispana. Sus escritos y discursos lograron que la sociedad española tomara conciencia de la existencia de estos “españoles sin patria”, como él mismo los llamó. Su trabajo sentó las bases para la futura Ley de Nacionalidad para Sefardíes, aprobada más de un siglo después.

El monumento en su honor, inaugurado en 1954, muestra su busto acompañado de una mujer con un niño, una representación de la gratitud de quienes recibieron su ayuda. Se encuentra enmarcado por columnas y un arco de ladrillo en el Parterre del Retiro, un espacio que, como su legado, simboliza el encuentro entre el pasado y el presente.
Desde Tajana Experience, recorremos la historia de quienes, como Ángel Pulido Fernández, ayudaron a reconstruir puentes derribados por el tiempo. Porque cada rincón de Madrid guarda historias que merecen ser contadas, y nosotros estamos aquí para compartirlas.